Por: Ricardo Robledo
La caída electoral del uribismo el pasado 27 de octubre, es una muestra de que desde el accionar infrahumano de los narcotraficantes, no se puede construir un estado de derecho, ni una república constitucional, ni una sociedad democrática; si mucho, un gobierno de hecho, tal como se ha venido haciendo en los últimos cuarenta años, en un perfecto empalme con los doscientos años de reinado de la oligarquía más sanguinaria de América Latina, cuyos rancios integrantes quieren ahora posar de demócratas, cuando es claro que ellos escribían el libreto de la película de terror, para que los primeros la actuaran, todo con el fin de mantener una sociedad inequitativa, injusta y opresora.
Desde el punto de vista de los intereses de la derecha, la represión ha sido exitosa y eficaz en Colombia; miles de líderes sociales han sido exterminados, como práctica política desde hace doscientos años, hasta hoy. La población ha vivido sometida al terror, estatal y paraestatal.
En las ciudades, en las veredas y en el campo, a las personas les ha quedado muy claro lo que les ocurrirá si apoyan a los movimientos alternativos. Se ha propagado el odio y las fuerzas oscuras ejercen un control sobre la población; como reacción, los sectores populares saben que tienen que alejarse de la izquierda para evitar convertirse en víctimas en el país de las masacres; tan poco se identifican con los victimarios, quedando abierto el camino para el triunfo de aquellos que se declaran independientes.
El proceso de paz, se ve torpedeado desde el partido de gobierno; decenas de reinsertados han sido asesinados por las fuerzas del estado. Si los excombatientes se fijan como propósito la lucha en la legitimidad burguesa, la derecha criminal sabe que tiene que cortarles la comunicación con los líderes sociales, para evitar, una vez más, que los revolucionarios se muevan entre el pueblo, como pez en el agua.
La izquierda se ha demorado para interpretar el momento histórico, aclarar su cosmovisión y renovar sus políticas, dejando que el avance social sea cosechado y aprovechado por sectores que usan un discurso de centro, “independiente”, con reivindicaciones que son válidas y obligantes para que la sociedad pueda superar la debacle que han dejado las medidas neoliberales.
A pesar de que la derecha desde el poder institucional, persiste en su paquetazo neoliberal, la película de la “Dictadura Perfecta”, comienza a debilitarse bajo el empuje de la lucha popular callejera y del pensamiento. La libertad avanza en lo local y en el mundo.
Octubre 29 de 2019