– CR14: 7-01-1999

JUSTICIA

 Cuentan que un rey, soberbio y corrompido,

cerca del mar, con su conciencia a solas,

sobre la playa se quedó dormido;

y agregan que aquel mar lanzó un rugido

¡y sepultó al infame entre las olas!

Hoy bien hacéis ¡ oh déspotas del mundo!

en estar con los ojos siempre abiertos…

porque el pueblo es un mar, y un mar profundo,

que piensa, que castiga y que, iracundo,

os puede devorar. ¡Vivid despiertos!

                                   JULIO FLÓREZ

DOS ALTERNATIVAS:

LA PAZ DE LA OLIGARQUIA O LA PAZ DEL PUEBLO

A partir del momento en que la oligarquía promovió e impulsó el aserramiento, la incineración, la masacre de miles de personas del pueblo colombiano, mediante la acción sicarial y mercenaria de los grupos paramilitares, incurrió en una de las más crueles, inhumanas y degradantes prácticas de terror con que cuenta ya su larga y cruenta trayectoria histórica. Degradó a la forma más rastrera y miserable, la violencia que ha mantenido sin cesar contra los colombianos porque a la «tradicional» represión de su ejército y sus organismos de seguridad, el terrorismo de estado, le sumó la más depravada acción en que se puede caer: la física eliminación, sin fórmula de juicio y con el más bestial y sanguinario estilo, de todo aquel que represente la más mínima forma de oposición y denuncia a la arbitrariedad del régimen , incluso, de todo aquel que sus matones supongan que podría llegar a expresar su descontento. Hoy vivimos en una situación en que cualquier media sospecha de oposición seria puede ser castigada con la muerte.

 A pesar de ser una de las más astutas, frías y calculadoras castas traidoras de América Latina, la oligarquía colombiana no fue capaz de medir las consecuencias de su funesto consentimiento con tan viles acciones y, presurosa despliega por todos los medios posibles su hipócrita «enérgica condena», «realización de profundas investigaciones» y «castigo implacable y ejemplar» contra quienes tan celosamente le han servido y contra quienes se inventan «fieros combates» para hacer «prevalecer el imperio de la ley» mientras siguen a diestra y siniestra cometiendo crímenes de lesa humanidad.

 Tenemos que dilucidar con claridad esta realidad que nos agobia y no podemos llamarnos a engaños: todas, absolutamente todas las formas de violencia que azotan al pueblo colombiano están asociadas a la ferocidad del capitalismo y, por ende, a la burguesía, a su cultura, a sus ideas y valores. Desde la violencia familiar, pasando por la violencia que ejerce el patrono contra los trabajadores, hasta la violencia estatal contra todo un pueblo que aspira a la libertad.

 La génesis de la violencia en Colombia no hay que buscarla en los obreros ni en los campesinos, sino en los grandes industriales –tanto nacionales como transnacionales-, los ganaderos y latifundistas, los grandes empresarios comerciales –adueñados todos del poder del Estado como una oligarquía rapaz- y, más recientemente, además, en los nuevos ricos –que tanto dice la oligarquía «despreciar» pero que les han ayudado a llenar aún más los bolsillos- los narcotraficantes.

 También está asociado como uno de los principales actores de violencia en Colombia el imperialismo, no solo como expoliador y depredador de nuestras riquezas sino, además, como policía del mundo, que invade sin contemplaciones cuando ve peligrar sus intereses o que impone sus doctrinas y mandatos imperiales mediante el chantaje o con la connivencia de la oligarquía colombiana, incapaz con sus propios medios de conducir al país y solo preparada para velozmente colocarse las rodilleras para implorarle clemencia y aceptar mendrugo (helicópteros vetustos o obsoletos, por ejemplo) como pago a su servilismo, servilismo que se extiende como hierba mala hasta las Fuerzas Armadas «Colombianas» – de colombianas solo tienen los hombres y el nombre, en la realidad, son una extensión , en todos los sentidos, del ejército imperial; por eso, no resulta impropio denominarlo el ejército del virreinato y, por tanto, anticolombiano y traidor a los intereses más nobles de nuestra nación- y a la aplicación de la caduca doctrina de la seguridad nacional, remozada en el asunto de la ubicación del «enemigo interior», no visto ya como un apéndice del comunismo internacional agenciado por Moscú sino como un simple vestigio «anacrónico», pero siempre, de todas formas entendiendo a este enemigo interior como toda forma de organización que se opone al régimen por fuera del marco de la «oposición» entre liberales y conservadores y que hay que combatir por medios regulares e irregulares (lógicamente, aquí es donde entran en juego los paramilitares).

Es dentro de este marco que los generales – como el general Montenegro, en el caso del Municipio de Tenjo que obligó a muchas familias a desalojar sus viviendas – y congresistas de la más rancia estirpe conservadora –como Pablo Victoria, por ejemplo, al referirse a las ONGS como fachadas de la subversión- deciden, sin ningún escrúpulo, quién es y quién no es objetivo militar o paramilitar, según el caso.

 Todos estos hechos- de los que nuestra historia como nación está plagada hasta la saciedad, lo mismo que la historia mundial- deberían bastar, deberían ser suficientes para entender que la oligarquía no va a dejar de hacerle la guerra al pueblo colombiano en su lucha por la construcción de una verdadera democracia, por la justicia social, por la libertad, por el derecho al trabajo y a la vida. Ni que decir del derecho a la insurrección, uno de los más caros derechos del hombre, cuya agitación sirvió de fuente de lucha a la Gran Revolución Francesa y que, traducidos por Antonio Nariño, sirvió a los neogranadinos como base fundamental para desarrollar la guerra de independencia contra la corona española.

 No puede olvidarse que la misma génesis de la guerrilla colombiana, surgida como autodefensa campesina , está asociada a la época de la violencia de los años 50, desatada por la propia oligarquía, la misma que hoy clama contra toda forma de violencia y se dice «amante de la paz», a la vez que, sigue desatando la violencia bajo nuevas formas y sin consideración alguna.

 La oligarquía ha evidenciado con total claridad, argumentada por sus hechos, por encima de todos sus floridos y lastimeros discursos, qué entiende por paz. No en balde ha empezado a delegar a sus voceros civiles –con Pastrana a la cabeza- para conversar y buscar acuerdos con las FARC y el ELN, en un proceso en el que los sectores populares apenas sí aparecen como comodines y en el que, como cosa rara, el papel protagónico principal, en última instancia, está reservado a las fuerzas armadas del virreinato y a los terroríficos grupos paramilitares, verdaderos y decisorios árbitros del proceso de paz, pero con el agravante de que actúan como y juez y parte al lado de la oligarquía, del statu quo.

 Una mirada objetiva a la situación actual lleva necesariamente a concluir que la violencia exacerbada que nos azota sin piedad, no es más que la expresión de la crisis fundamental, no de la sociedad humana en su devenir histórico, sino de la civilización capitalista, de la decadencia de la burguesía. La crisis de valores, de las ideas, de los mercados, de los principios, de la economía, de la política, de la cultura, del estado actual no significan la debacle de la humanidad. Significan, eso sí, la crisis de la burguesía, crisis que debe llevarla a su hundimiento histórico.

 Es demasiado evidente que vivimos en un sistema obsoleto, que sacrifica y pretende seguir sacrificando grandes masas de la población para mantener los privilegios de una minoría cada vez más reducida, privilegios y prerrogativas económicas, políticas, sociales y humanas obtenidas a través de una actividad productiva que usa irracionalmente las fuerzas naturales para generar la acumulación económica capitalista y, de paso, profundiza la destrucción ambiental acercando paulatina, pero tristemente, la profecía de lis indios Yanomami de que «tan sólo cuando se tale el último árbol, se envenene el último río y se capture el último pez, os daréis cuenta de que el dinero no se come». El impulso histórico que le correspondía al capitalismo a nivel mundial ya fue cumplido; la burguesía ya no puede ofrecer ni proponer un nuevo proyecto de vida y de futuro a la humanidad, por tanto, la burguesía ya no puede gobernar más.

 Más insignificante y deplorable aún, ha sido el papel histórico de la burguesía colombiana: incapaz de hacer su propia revolución burguesa, de instaurar consecuentemente su democracia burguesa, se vio condenada a tener que compartir el poder con los latifundistas y echarse en brazos del imperialismo haciendo todas las concesiones habidas y por haber para poder frenar, eso sí, el empuje de las masas populares, convirtiéndose, de esta manera, en simples representantes del imperio, de subalternos del virrey gringo, sin carácter y autonomía, convirtiendo de paso, al estado colombiano en una burda sucursal de la Casa Blanca, al Ministerio de defensa en una caricatura del Pentágono y a las Fuerzas Armadas en una vulgar copia del ejército, la marina y la fuerza aérea del imperio; imágenes grotescas todas, sujetas a los movimientos y manipulaciones que a bien quiera darle el gran titiritero del norte.

 No es ni puede ser esta oligarquía insulsa, tradicionalmente violenta –en ella reposa el peso fundamental de la violencia del país-, cobarde y dócil ante los mandatos de los imperialistas y envalentonada con la población inerme de Colombia, la que nos autorice o desautorice para buscar y recorrer un nuevo y diferente camino de paz, búsqueda que no puede frenarse, ni entorpecerse, ni enredarse esperando su rol protagónico y su directriz. La oligarquía tiene que ocupar el lugar que le corresponde: el de una minoría social, a pesar de su peso en la responsabilidad social y política de la violencia y en la «dirección» del país.

 Si entendemos que la paz no se negocia sino que se construye con el pueblo soberano y autónomo, entonces debemos entender que la paz para el pueblo es un imperativo, que la verdadera paz significa para el pueblo un nuevo porvenir, un triunfo sobre la oligarquía. Para la oligarquía una verdadera y auténtica paz, que coloque al centro la dignificación del ser humano en su unidad con la naturaleza, no puede significar más que su derrota y su derrumbamiento. En este sentido, la lucha por la paz no puede estar desligada de la lucha por la instauración de un gobierno popular y su consolidación no puede entenderse sino en el marco de la construcción de una sociedad socialista en lo económico, democrática en lo político y humanista en los social, una sociedad que podrá garantizar la libre asociación de los seres humanos en la que el libre desenvolvimiento de cada uno es la condición del libre desenvolvimiento de todos.

 Habrá quienes recriminen que se hable de socialismo como futuro y señalen que éste es algo obsoleto, basados en la caída del llamado «socialismo real». Naturalmente, quién más presuroso que la burguesía mundial para desatar una feroz campaña de tergiversación, de desinformación y aprovechamiento del desmoronamiento del «socialismo real» para tratar de frenar mediante la coerción, la dominación ideológica y política, la marcha inexorable de la historia de la humanidad hacia el socialismo y el comunismo. Pretende la burguesía mundial decretar la muerte al comunismo y al marxismo basada en los fracasos de los primeros experimentos de una sociedad socialista, precisamente, esa clase que demoró varios siglos para poder ver madurar el capitalismo y, con él, poder hacerse consciente de su papel histórico y asegurar su dominación como clase.

 Al respecto, expresamos que nuestra posición marxista y revolucionaria no corresponde a una visión anquilosada, dogmática y estática de la realidad. Por el contrario, usando términos de moda, es una convicción «repensada» que va madurando en la medida en que se vuelve a las fuentes originarias del marxismo y se confrontan con los actuales desarrollos de la sociedad capitalista, se evalúan y se decantan las enseñanzas de los fracasos del «socialismo real». En la búsqueda de nuevos caminos siempre hay que recorrer túneles oscuros hasta encontrar su boca, donde se halla de nuevo la luz, la luz que nos permite avizorar que, pese a todas las trabas de la burguesía y de aquellos que han renunciado a la «utopía» y se han ido sumergiendo más y más en el pantano de la decadencia del actual estado de cosas, la sociedad humana avanza, independiente de su voluntad, hacia un estadio superior de desarrollo, a una sociedad sin clases, ni propiedad privada, donde habrá de pasarse, gracias a la acción consciente de los hombres, al conocimiento al servicio de la humanidad, del reino de la necesidad al reino de la libertad. Queremos que nuestros hijos se formen en la ética, la disciplina, la moral y los valores comunistas, de esto no nos avergonzamos.

 Por todo lo anterior, consideramos que la tarea primordial en este momento, más que los diálogos con la oligarquía colombiana, lo que está a la orden del día, es el diálogo, la discusión, el debate franco, abierto, creador y presentación de propuestas en el seno del pueblo, en el seno del movimiento revolucionario, hoy más disperso y fragmentado que nunca, para construir la unidad y poder asumir con éxito el compromiso histórico de ponerse a la vanguardia de las transformaciones revolucionarias, al frente de la revolución popular, agrupando en un auténtico y glorioso partido comunista a los mejores hijos del proletariado y en un ejército a todo el pueblo. Para ello, es preciso, primero que todo, que las organizaciones revolucionarias y todos los revolucionarios sin excepción, con una mentalidad abierta y la más absoluta sinceridad, nos hagamos cargo, sin contemplaciones y con la más descarnada autocrítica, del cuestionamiento de nuestro pasado y proceder con todo el rigor a construir un nuevo proyecto. Esta es una condición totalmente necesaria para poder ganar la credibilidad y la legitimidad indispensables ante el proletariado y los campesinos, ante el pueblo, hoy presa de la más generalizada ofensiva de la oligarquía. Si nos proponemos a hacerlo, habrá que decir con absoluta convicción y seguridad de que le empezaremos a ganar la guerra a la oligarquía, a esa oligarquía que siempre temerá ante el embate de un partido fuertemente organizado, apoyado por todas las capas más pobres de la población, pertrechado con un proyecto histórico donde en su centro este un nuevo ser humano y con todo un pueblo armado para conquistarlo y defenderlo.

 Por algo, la historia siempre nos lo ha enseñado y enrostrado hasta más no poder, la oligarquía siempre que habla de la paz ha exigido al unísono el desarme del pueblo y de sus organizaciones!

DIALOGO? FALTA MUCHO PUEBLO AUN

 En Alemania,  en medio de un impresionante despliegue propagandístico a nivel mundial, se celebró el  diálogo entre el ELN y la llamada sociedad civil. ( mientras que en Colombia un abrazo entre parte de la dirigencia de las FARC y el  presidente electo Andrés Pastrana abría las puertas de futuros entendimientos).

 No podemos expresar que hay alegría en nuestros corazones por este hecho. No podemos afirmar que nuestras deducciones racionales nos conducen a darle unas palabras de beneplácito.

 El proceso revolucionario colombiano apenas comienza a recuperarse del duro golpe dado por los procesos de diálogo y negociación comenzados en el 84 y que culminaron con la entrega de tantos años de lucha, con la entrega de recursos de la revolución, con la entrega de un patrimonio de lucha del pueblo colombiano. El panorama que vemos ahora nos muestra que muchos de los reinsertados hicieron parte de ese torrente de desempleados, o engrosaron bandas de delincuencia común o cumplieron períodos parlamentarios o ministeriales (sin pena ni gloria)  o son soporte importante del paramilitarismo. Las mismas condiciones de miseria y explotación los hundieron, y la contundencia de los golpes políticos e ideológicos no les permitió levantarse. Eso fue una traición y la historia revolucionaria así los juzgará.

 Le damos un gran reconocimiento a las expresiones orgánicas del movimiento revolucionario (ELN , EPL, FARC) y las consideramos como unos instrumentos estratégicos en la lucha del pueblo colombiano, pero nadie en este país que se interese por el tema es ajeno a la lógica de que el marco de crisis para las organizaciones que sucumbieron al pasado proceso de diálogo y negociación es el mismo en el que se mueven las actuales organizaciones.

 Un proceso de diálogo a tan corto tiempo de lo que pasó con el anterior proceso de diálogo es aventurado, y lo es en la medida en que la vértebra ideológica y política de la revolución colombiana ha sido socavada y la primera  tarea que tendrían que haber afrontado las organizaciones sería un análisis científico que explicara tal situación y que les permitiera proyectar una acción política coherente. No basta con tirar, con frases secas por la borda, un proceso como el anterior, porque si lo miramos históricamente esos procesos fueron todo un camino recorrido por organizaciones que tuvieron su nido revolucionario inicial en el seno de Las FARC y del ELN.

 Callada, silenciosa y tímidamente existen al interior de las organizaciones, posiciones que pueden sucumbir ante la avalancha del marketing internacional, que hoy coloca a los villanos como héroes a los que incluso la banca internacional podría subsidiar.

Existe alguna falla a nivel de la estrategia, de la táctica o en la concepción  general respecto a la revolución en estas organizaciones. Lo que logramos apreciar son los énfasis en  un poderío militar que es necesario, pero insuficiente. Las simpatías revolucionarias concretas son predominantemente de vecindad y esto dado en esencia en zonas de influencia militar. Existen simpatías dispersas en la generalidad sin posibilidades inmediatas de canalizar. Esto a causa de la ausencia de una política revolucionaria que logre movilizar una gran cantidad de sectores de la sociedad.

 Si partimos de edificar una línea imaginaria en la cual coloquemos sobre ella la oligarquía, el imperialismo y el capital internacional, y por debajo de ella al pueblo colombiano y a sus organizaciones tendríamos que decir:

 –  Los destacamentos organizados del pueblo incrementan su poderío militar pero políticamente se alejan de él.

– La acción de su estrategia es demasiado rígida, a tal punto que podríamos decir que a nombre de los intereses del pueblo se diseña una estrategia acorde con la estrategia de cada organización y no acorde con los intereses del pueblo.  Lo que pasó con las organizaciones que se desmovilizaron y entregaron las armas del pueblo fue algo así parecido: llegó el momento en que no se debieron más a una estrategia que favoreciera los intereses del pueblo y como se habían levantado por encima de las masas no tenían ningún juez que les pidiera cuentas y entonces sorbieron las venenosas mieles de la oligarquía y en su hipnotizada marcha fueron sumidas en la postración.

 Miraron de cierta línea hacia arriba, pero en verdad que en el banquete de la oligarquía fue muy poco lo que duraron.

 – El campo popular es ahora más heterogéneo que antes.

 A medida que la posibilidad revolucionaria se aleja del movimiento popular se han ido abriendo paso otras opciones tanto políticas como individuales: los movimientos cívicos, la religión, las fracasadas opciones socialdemócratas (que a medida que disminuye la ayuda económica se sumen en crisis), los ecologistas, las desenterradas alternativas espirituales que se convierten en una alternativa individual de superación, las organizaciones paramilitares (la base social de los grupos paramilitares son en un principio pueblo, luego entran a servir a los intereses contrarios), todo el a veces inentendible punto de encuentro de la juventud en torno de la música.

 Aunque es preciso definir claramente qué es el campo popular, podemos decir que gran parte de este conglomerado que anotamos anteriormente queda inscrito en él, al igual que los representantes de organizaciones sociales, políticas, gremiales con arraigo popular, las organizaciones revolucionarias, etc. Pero además (y dependiendo de las circunstancias) expresiones anti- imperialistas y demócratas que individual o colectivamente puedan existir dentro de la burguesía y los humanistas de todo calado que ante todo colocan la defensa y dignidad de la vida humana como un factor de convencimiento y de lucha.

 Existe una gran convicción y esperanza en muchos de nosotros como pueblo con respecto a la revolución, pero tenemos que desplegar una gran lógica política y decir que nuestros afectos y esperanzas no son del mismo nivel que otras personas que igualmente tienen sueños por una sociedad diferente, pero que debemos respetar y estamos en la imperiosa necesidad de tener en cuenta.

 De todo lo anterior se desprende que las organizaciones revolucionarias deben hacer un ajuste en su marcha política, y que como parte de esto deben hacer un diseño de su política revolucionaria en la que tienen que mirar más hacia abajo que hacia arriba. Hacer esto significa determinar muy bien las fuerzas del campo popular y hacer un llamado de dialogo para llegar a puntos claros a nivel estratégico. Y esto se puede. Si la guerrilla ha sido capaz de dejar traslucir parte de su existencia a la burguesía internacional porque no hacerlo con el movimiento popular? ESTAMOS HABLANDO DE POSIBILITAR UN DIALOGO EN EL CAMPO POPULAR, un dialogo en el cual se pueda hablar de temas como el de un futuro gobierno democrático y popular, un diálogo en el cual el pueblo pueda ser un factor deliberante que al mismo tiempo que le dice al estado sus verdades se las diga al movimiento revolucionario, pero que pueda reconocer en éste una fuerza actuante sobre la que según los acuerdos pueda reposar una garantía estratégica.

 Propugnamos por un DIALOGO EN EL CAMPO POPULAR en el cual diferentes partes que tengan interés en el cambio y en el poder puedan sacar adelante sus propuestas de cambio. Este intento podría dar la alternativa de la construcción de un partido democrático revolucionario, en el cual podrían tener cabida expresiones de otros partidos o corrientes que tiendan hacia estos propósitos.

 Creemos que un verdadero diálogo tiene que propiciarse en el campo popular y no entre los abanderados (los salvadores) de éste con las más altas instancias de la oligarquía y el capital internacional.

 Opinamos que la base del ELN y las FARC tiene que mirar con mucho recelo estos diálogos iniciados en Alemania y entender que aunque cada organización  crea que  su estructura es su patrimonio no es así. Cada organización es el producto de años de esfuerzo de miles de combatientes y de militantes del pueblo que han dado su vida por unas ideas y muchos somos producto de su historia, si es cierto que son organizaciones del pueblo se tienen que dejar abrazar por éste y no creerse sus salvadores a ultranza.9

 

 A PROPÓSITO DE LA DECLARACIÓN DE MAINZ

El ELN viene propugnando desde tiempo atrás por la Convocatoria y realización de la Convención Nacional por la Paz, la Democracia y la Justicia Social. Dentro del espíritu de nuestra propuesta hemos insistido en generar y ampliar los espacios democráticos donde los sectores sociales, políticos, populares, sindicales, defensores de los derechos humanos, de las comunidades indígenas, de las minorías afro colombianas, y de todos aquellos que hoy no tienen voz porque han sido silenciados por una democracia de fetiches que asesina, criminaliza y reprime a los marginados y oprimidos de la nación colombiana.

 También hemos levantado como banderas de nuestra Convención Nacional el alcanzar una nueva Constitución que sea un verdadero tratado de paz entre los colombianos y coloque al centro la discusión y resolución de las grandes desigualdades sociales y económicas, que son la raíz y el origen del enfrentamiento armado que desarrollamos a lo largo y ancho de nuestro territorio. Que aborde problemas trascendentales para la vida del pueblo colombiano como la soberanía nacional, el destino de nuestros recursos naturales entregados impunemente a las grandes transnacionales con poco beneficio para los trabajadores y la nación colombiana; el neoliberalismo rampante que todos los días condena a más colombianos al desempleo y al hambre, liquida la pequeña industria nacional, deja sin competitividad a los sectores productivos nacionales, condenando a miles de hombres y mujeres a vivir como parias, a no producir, y por tanto a no consumir y por lógica a no existir según los impulsores y grandes beneficiarios de este modelo excluyente.

 Así las cosas, los propósitos de nuestra Convención Nacional están tejidos sobre la base de la reconstrucción de la democracia, la justicia social, la soberanía nacional y la participación popular y soberana del pueblo en las grandes transformaciones nacionales. Con esta firmeza manifiesta hemos realizado múltiples encuentros dentro de nuestra nación, en las regiones, con diversos sectores de la sociedad civil, con gentes muy representativas del mundo cultural, científico y del saber de la nación, con personalidades de los partidos tradicionales; y en el plano internacional hemos abogado por la participación de países y gobiernos amigos de la paz con justicia social, entre ellos los de la Comunidad Europea, con quienes hemos sostenido relaciones de tiempo atrás en un marco de discreción, neutralidad e imparcialidad. Estos acercamientos posibilitaron el 9 de febrero el preacuerdo de Viana firmado en España y hoy la continuidad de estos mismos propósitos con el aval de la Conferencia Episcopal de Alemania, bajo cuya protección fue firmada la declaración de Mainz.

 Hacia adelante tenemos el reto de materializar la Convención Nacional, donde aspiramos de manera conjunta con el pueblo y la sociedad a enrutar un plan de diálogo múltiple y participativo, que no pretenda encasillar nunca más los procesos políticos de diálogos excluyentes gobierno-guerrilla, que terminan con el arrepentimiento vergonzante de un puñado de guerrilleros que se desmovilizan y desarman a cambio de nada y sin que en Colombia nada cambie. Este camino jamás será transitado por el ELN de Colombia.

 DIALOGO Y PAZ

* Lo vital ahora es interlocutar con la sociedad colombiana

El día 3 de Julio, los Comandantes Pablo Beltrán y Milton Hernández, voceros del ELN en Mainz, Alemania, respondieron un cuestionario formulado por la periodista Ana Lucía Raffo Flórez, redactora de paz y derechos humanos, del periódico El Espectador, de Santafé de Bogotá. A continuación, damos a conocer las respuestas dadas, originales y sin editar, en los 9 puntos siguientes:

 1) El ELN viene desarrollando de tiempo atrás ingentes esfuerzos para el feliz desarrollo de nuestra propuesta de Convención Nacional por la paz, la democracia, la justicia social y la soberanía nacional. Dentro de este espíritu impulsamos en el año 1996 algunas gestiones y encuentros con el episcopado Alemán contando con el aval del gobierno y sus autoridades. Desafortunadamente para el país este proceso incipiente se frustró temporalmente por la actitud guerrerista y provocadora del gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez, quien de manera infame involucró a los esposos Mauss, intermediarios confiables en estos acercamientos, en hechos totalmente ajenos a sus gestiones facilitadoras y suficientemente conocidos por el país. Hoy, superados estos escollos, hemos decidido retomar el rumbo de nuevo con los mismos protagonistas, los episcopados Alemán y Colombiano con el aval del gobierno Alemán.

 2) Las diferencias con los procesos de Caracas y Tlaxcala radican en que allí estuvimos en el centro del diálogo, las dos partes en contienda, el ejecutivo encabezado por malos asesores como Jesús Antonio Bejarano y las fuerzas insurgentes representadas a los voceros de la «Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar». La sociedad civil fue convocada sola como testigo y con una participación demasiado limitada.

 Lo que pretendemos hoy día, en las nuevas realidades nacionales, es que los sectores democráticos representativos del país real y los voceros más reconocidos y autorizados de la sociedad, asuman ellos sin intermediación de nadie, la representatividad nacional en el ejercicio de la reconstrucción del espacio democrático, representativo, propositivo y resolutivo, del que desafortunadamente por la política indolente, antidemocrática y represiva del estado colombiano, hoy se adolece en el país.

 3.) De Caracas y Tlaxcala, retomamos como positivos la firme decisión de la insurgencia de sentarse a dialogar con diversos interlocutores para proponer salidas ciertas a la crisis nacional. Desde aquellos años hemos formulado propuestas entorno a los recursos naturales, la soberanía nacional, la reforma agraria, a la justicia, la humanización del conflicto, la equidad económica y un nuevo modelo de desarrollo nacional. Estas iniciativas, actualizadas y pensadas para el siglo XXI van a estar de nuevo en el centro de las propuestas del ELN en los espacios de diálogo que reiniciaremos con la sociedad civil próximamente. Como elemento negativo de los diálogos anteriores y sobre los cuales alertamos al país para que ningún poder estatal insista en ello; son la pretendida desmovilización, desarme y desmovilización de la insurgencia, el pretender chantajearnos, minimizarnos o desconocernos, el reclamar gestos unilaterales políticos o militares por parte de las fuerzas guerrilleras, el querer aislarnos políticamente del sentir nacional negándonos el status político y tratándonos como narcotraficantes y terroristas. Cualquier iniciativa que insista en estas necedades estará irremediablemente condenado al fracaso total.

 4) Los 42 convocados de mutuo acuerdo son reconocidos representantes de los gremios, los partidos políticos, el Estado, las fuerzas sociales, sindicales y obreros, los desplazados, el mundo académico y el saber científico, los medios de información, las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, las fuerzas de izquierda, los promotores del mandato ciudadano. Invitaciones oficiales y directas con delegados del Dr. Pastrana no se han cursado; aunque entendemos las cercanías políticas con el presidente electo, de personas como Víctor G. Ricardo, Gabriel García Márquez, Augusto Ramírez Ocampo, Álvaro Leyva Durán; quienes son entre otros parte de los invitados. Para el futuro acercamiento con el Dr. Pastrana no descartamos el futuro proceso de diálogo con él, consideramos sí, que lo vital y prioritario ahora es:

 – Interlocutar con la sociedad colombiana ahora, para que cuando se realicen estos encuentros gobierno guerrilla, la sociedad civil sea participativa, propositiva y resolutiva, no como lo ha sido hasta ahora, solo como convidada de piedra.

– Reclamamos el plan de paz del próximo mandatario, no solo como enunciado sino sus propuestas en asuntos vitales como la inversión social, el papel de las fuerzas armadas en un nuevo país, el control fiscal e inflacionario, el plan nacional de educación, el plan de reactivación industrial y de pleno empleo, las relaciones internacionales, la inversión social para la erradicación de los cultivos de coca, las relaciones estatales con los escuadrones de la muerte y el paramilitarismo, las medidas eficaces contra la corrupción y los corruptos, el status conferido al movimiento guerrillero, ya que en la actualidad en Colombia no existe el delito político y somos tratados en los medios oficiales como bandidos, vulgares narcotraficantes y criminales de la peor calaña.

– Con la simultaneidad del proceso de Convención Nacional y el conocimiento de la propuesta de paz del próximo gobierno entraremos a una nueva fase seguramente como «Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar»; donde exigiríamos la desmilitarización de algunas zonas del país para dar curso al proceso múltiple de diálogo gobierno, sociedad civil e insurgencia; con el acompañamiento de la comunidad internacional.

 5.) El encuentro con el Comité Técnico fue profundamente respetuoso, claro y sincero. Esperamos a continuar todo el proceso dentro de este espíritu; aunque posterior al primer encuentro con los voceros de la sociedad civil creemos generar nuevos mecanismos más amplios y representativos del sentir popular y democrático que los representados en el Comité Técnico.

 6.) Los medios de información en el pasado han incidido negativamente sobre los procesos de diálogo y sobre el propio acontecer nacional. Supeditados a los poderes económicos y gubernamentales, sus informaciones por lo general son ausentes de la propia ética periodística en tanto carecen de objetividad discreción e imparcialidad. Para algunos medios, las únicas fuentes verdaderas son las instancias y organismos de los poderes establecidos; incluso algunos periodistas redactan sus artículos en las propias oficinas de los altos mandos militares. Tenemos ejemplos al canto de como se desinforma al país cuando se trata de dar a conocer las propuestas de la insurgencia o cuando se informa sobre enfrentamiento armado producidos en el desarrollo del conflicto, donde las acciones guerrilleras casi siempre son tratadas de manera perversa y maniqueistamente. Sin embargo, justo es reconocerlo, notamos como lentamente se vienen desarrollando replanteamientos en algunos periodistas y medios, donde notamos elementos de objetividad e imparcialidad. Resaltamos la labor neutral y ética de periodistas de la talla de Ana Mercedes Gómez de El Colombiano, Javier Darío Restrepo veedor de El Tiempo, Alfredo Molano de El Espectador, Antonio Caballero de Semana, Orlando Fals Borda de Alternativa, Silvia Gálviz de Vanguardia Liberal. Aspiramos a que esta corriente de informadores se fortalezca, para bien del propio gremio y los medios, del país y de los procesos nuevos que Colombia construye. Tenemos algunas ideas respecto al manejo de la información en el desarrollo de los diálogos con la sociedad que vamos a comenzar, pero por respeto al proceso mismo, al comité organizador, a los episcopados colombiano y alemán, no nos parece prudente adelantar ninguna información pública ahora.

 7) Efectivamente, el Dr. José Noé Ríos será uno de los participantes por el Consejo Nacional de Paz en el encuentro de Maínz.

 8) Los esposos Mauss, incluso en su cautiverio mantuvieron su espíritu y corazón abiertos para que el proceso iniciado en 1996 no fuera cancelado definitivamente. Luego del fallo absolutorio por parte de la fiscalía se dieron a la tarea de restablecer los contactos con todos los participantes y los facilitadores dentro del nivel de discreción requeridos y exigidos. El papel de ellos hacia el futuro debe de ser definido por todas las partes. El ELN reconoce en los esposos Mauss a verdaderos amigos de la paz con justicia social en el país y espera mucha generosidad de importantes sectores nacionales que fueron desinformados por la actitud guerrerista de Álvaro Uribe Vélez y sus asesores de las Convivir de Antioquia.

 9) Como está descartado cualquier acercamiento con el actual gobierno, para nada afecta la salida próxima del presidente Samper hacia el futuro exitoso de los acercamientos de la insurgencia con la sociedad civil.

Entrevista de Ana Lucía Raffo Flórez, redactora de paz y derechos humanos, del periódico El Espectador a Pablo Beltrán y Milton Hernández del “Comando Central Dirección Nacional”

 LA VIGENCIA DEL MARXISMO NO ESTÁ EN DISCUSION

Decir que el marxismo ha fracasado o que ya no tiene utilidad ninguna, como consecuencia de los sucesos ocurridos en Europa del Este y más particularmente en la anteriormente llamada Unión Soviética, no solo es una falacia de magnitudes inconmensurables sino una afirmación que casi alcanza los limites de lo ridículo.

 Un primer aspecto de la cuestión radicaría en saber si quienes condujeron las riendas del proceso vivido por Europa Oriental en buena parte de este siglo lo hicieron apegados al método marxista o, por el contrario, independientemente de señalar el marxismo como guía en la supuesta acción revolucionaria, las prácticas instrumentadas estuvieron lejos de una aplicación correcta de los postulados   de  Marx y Engels.

 Marx efectuó una interpretación de la historia de la humanidad desde los comienzos de la misma hasta sus días, mediante la cual logró conocer, y más que conocer dilucidar, la causa fundamental de las transformaciones de las sociedades.

 Encontró en la producción de bienes materiales, destinada a la satisfacción de las necesidades humanas, el motor del discurrir histórico. Señaló a la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el mantenimiento de las relaciones de producción como la causante de la aparición de los sucesivos modos de producción que ha conocido la historia.

 Mediante el estudio profundo de la sociedad capitalista y sus contradicciones, Marx vaticinó su  desaparición y su sustitución por otro modo de producción, el modo comunista de  producción, en el cual finalizaba la explotación del hombre por  hombre, desaparecerían la propiedad privada sobre los medios de producción comenzaría un proceso de satisfacción cada vez mas pleno de las necesidades humanas, todo lo cual traería necesariamente cambios cualitativos en la organización política de la sociedad, los cuales alcanzando un muy elevado nivel de desarrollo, conducirían a la desaparición del Estado. Para este momento, no alcanzado por ninguna sociedad hasta ahora, la productividad social sería de tal magnitud que permitiría la satisfacción casi ilimitada de las necesidades de la población, la cual a su vez estaría constituida por seres humanos muy diferentes a los actuales, en los cuales predominarían los sentimientos de fraternidad, solidaridad y amor para con sus semejantes y de respeto por la naturaleza.

 Ninguno de los anteriores postulados ha sido negado por los cambios ocurridos en lo que se conocía como el mundo socialista. La interpretación marxista de la historia, por lo menos hasta la etapa  capitalista es aceptada y utilizada por la mayoría de los historiadores, incluidos los no marxistas. El estudio sobre el capital y todo lo que de él se deriva no ha sido igualado hasta ahora por ningún economista, y esos conocimientos son de gran utilidad para la comprensión de las sociedades capitalistas en sus distintos estadios de desarrollo; para el entendimiento de la crisis, de sus insalvables contradicciones, así  como también para la toma de medidas sociales, económicas  y políticas, adecuadas para superar sus frecuentes contradicciones, Incluso, la explicación cabal de lo sucedido en la Europa Oriental sólo se puede hacer apelando al método marxista.

 Uno de los aspectos que adquiere relevancia a la hora de interpretar lo ocurrido con el “socialismo real”  es el atinente a la correspondencia que tiene que darse entre las fuerzas productivas y las relaciones de  producción, para el mantenimiento de un modo de producción cualquiera. El modo de producción  socialista, según el marxismo, requería para su aparición, y por su puesto para su mantenimiento y superación, de un desarrollo considerable de las fuerzas productivas que permitiera el desarrollo de un modo de producción no basado en relaciones de explotación del trabajo.

 La capacidad productiva  de la sociedad, su eficiencia debería ser de un  nivel tan elevado que pudiera soportar  el salto cualitativo que significa pasar de pagar fuerza de trabajo en el capitalismo, a pagar a cada cual según su trabajo, forma de pago en el socialismo que significaba llegar a un tiempo a satisfacer las necesidades básicas de toda la población. La sociedad socialista debería haber desarrollado su aparato productivo, partiendo de cierto nivel de desarrollo anterior, para garantizar a toda la población entiéndase bien, a todos los habitantes de un país que se tratase la satisfacción de su alimentación, trabajo, y vivienda, además de garantizarles recreación, y un nivel menor de satisfacción de sus otras necesidades.

 Una inmensa mayoría de los países que en diferentes épocas asumieron el reto de construir el socialismo no tenían un aparato  productivo suficiente para pensar en comenzar a dar el salto. No olvidemos que muchos de ellos, concretamente los países del este, asumieron el reto por motivos políticos más que por necesidades económicas, luego de la culminación de la Segunda Guerra Mundial. Otros, como la propia Unión Soviética, en donde el fenómeno se produce como consecuencia de una verdadera revolución, eran de los países más atrasados en relación con el desarrollo de las fuerzas productivas. Luego no estaban en condiciones  ni  mucho menos ideales para asumir el reto. O el desarrollo necesario no se dio, o se dio muy mediatizadamente, o no se dio en aquellos renglones de la producción importantes para las mayorías sociales, o fue un desarrollo demasiado desigual entres los distintos países que constituyeron por lo tanto una alianza  económica débil que a la larga no  pudo respaldar el reto planteado. En definitiva el abandono del proyecto se produce, por lo menos entre otras cosas, como consecuencia de la falta de desarrollo de las fuerzas productivas, con relación al modo de producción que debía ser soportado. Esta hipótesis, lejos de ir en sentido de desechar el marxismo, reafirma la actualidad del mismo y en todo caso hace necesario un estudio más profundo de este.

 Otro aspecto que es necesario tocar dentro del tema de este trabajo es el referente a sí hubo realmente socialismo en los países del este y en la URSS. Para quien escribe fue más que evidente el avance de las condiciones materiales de vida de los pueblos que vivieron bajo el llamado “ socialismo real ”, fundamentalmente el pueblo soviético, pero también el resto de ellos (1) Sería una falta total de objetividad decir que en los regímenes aludidos no hubo avances importantes, a pesar del permanente hostigamiento a que se vieron sometidos por el resto del mundo principalmente por las potencias imperialistas.

 Sería absurdo negar los estrechos vínculos de solidaridad que se establecieron entre los países socialistas y entre estos y los  movimientos de liberación  de distintos pueblos del Tercer mundo. La ayuda soviética a otros pueblos, que evidente  su importancia, se hace hoy mucho más clara al reducirse drásticamente o simplemente desaparecer, como el caso de la hermana república de Cuba. El internacionalismo proletario funcionó sin lugar a dudas, Sin embargo los hechos positivos señalados no significan que necesariamente  hubiera socialismo en toda la extensión de la  palabra: Así los partidos comunistas, en lugar de constituir la vanguardia de los intereses de  la clase obrera prácticamente la sustituyeron, la reemplazaron y se transformaron en organismos burocráticos de privilegios para los dirigentes y militantes, dejando cada vez más de  lado los intereses de sus propios pueblos. Los partidos se transformaron de instrumentos de bienestar popular, que deberían  ser,  en un fin  en si mismos, lo que desvirtuó  totalmente las razones de su existencia, los desligó completamente de sus pueblos, dejaron de representar los intereses de los mismos, en una suerte de perversión total, de lo que ha debido ser y lo que señala el marxismo.

 Por  otra parte, la propiedad de los medios de producción, que en opinión de Marx, debería pasar a manos del proletariado como clase social dominante, para de esa manera garantizar la terminación del trabajo alienado y de la explotación del hombre por el hombre, al parecer  pasó a manos del Estado socialista, quien sustituyó entonces al

 proletariado. El Estado en lugar de continuar siendo el poder social organizado y armado, destinado a mantener el control de una clase social sobre las demás y sobre los miembros individuales de incluso la clase dominante, se transformó en propietario de los medios de producción en muchas ocasiones lo que desvirtuó totalmente el sistema social que se pretendía construir. En la mayoría de los casos más que el Estado mismo los burócratas del partido, transformados en gerentes de fábricas o entidades agrarias, usufructuaban sus posiciones en beneficio de distintos tipos de privilegios, en lugar de servir eficientemente al desarrollo de la nueva sociedad que se pretendía construir.

 En esta situación, totalmente contraria a los postulados marxistas, la cada vez mayor separación entre los intereses y las necesidades de la sociedad en su conjunto y los del partido y la burocracia gubernamental fueron produciendo un distanciamiento inaceptable y la aparición de contradicciones cada vez más antagónicas, cuales  fueron resueltas por la vía de la represión exclusivamente. El marxismo enseña que no hay represión que por si sola pueda mantener sometidos a los pueblos.

 Es claro de lo señalado anteriormente, que en las sociedades socialistas, donde se han producido cambios tan trascendentales que nos han impactado a todos, no fueron aplicados, por lo menos en su totalidad los principios marxistas y en muchos casos se fue incluso totalmente antimarxista. Por otra parte, y para usar los mismos argumentos de quienes defienden a ultranza nuestro sistema democrático representativo, el socialismo no fracasó, en todo caso fracasaron algunos intentos de llevarlo a la practica. Del mismo modo se dice que nuestra democracia no ha fracasado, sino que quienes han fracasado son aquellos que han tratado de instrumentarla, así mismo podemos señalar que el fracaso ha estado en quienes trataron de llevar a la  práctica las concepciones de  Marx y Engels, bien por que no supieron hacerlo, bien porque no se percataron de que  las condiciones no estaban dadas para ello, bien porque no fueron capaces de percibir el inicio de las distorsiones en un proceso de justo comienzo o no tuvieron el valor de enfrentarlas.

 Por otra parte, es importante señalar en el análisis de lo ocurrido, como muy bien lo apunta Rojas que la sociedad socialista no constituye realmente un modo de producción sino una formación económico social en transformación hacia el modo de producción comunista, Por lo tanto no se trata de una estructura estable, completamente armónica, en la que cesó la lucha entre el orden anterior y el nuevo orden. Muy por el contrario, se caracteriza por ser sumamente dinámica, en constante transformación, que se puede avanzar como que se puede retroceder y en donde la lucha se produce en todos los niveles constantemente.

 Los fundadores del socialismo científico señalaron que la revolución socialista tendría que darse primero en los países capitalistas de mayor desarrollo, ya que el inmenso desarrollo de las fuerzas productivas  chocaría al extremo con el estrecho marco de  las relaciones capitalistas. Se habría dado para ese  momento la conformación de un mercado mundial, la concentración máxima de la propiedad individual de los medios de producción y la existencia universal del proletariado. Sin embargo,  la aparición de los monopolios no conocida por Marx aunque descubrió la ley económica que los originó, y el surgimiento del imperialismo llevaron  a la aparición de una más intensa e inmediata contradicción a la existente entre el capital y trabajo, la de países imperialistas y neocolonias lo que creo como imperativo histórico comenzar la construcción del socialismo desde un país atrasado y no desde el centro del sistema. Muy diferente fue el inicio del capitalismo, el cual se establece en el centro mismo de Europa, en el país de mayor desarrollo productivo. Reconocer lo anterior es indispensable para un análisis científico de lo sucedido.

 El avance posterior del socialismo que de hecho avanzó en forma importante durante años hasta estar presente en una buena parte del mundo, también se efectuó en el mundo subdesarrollado  de Asia, América y África, principalmente sin llegar a involucrar a los centros fundamentales del capitalismo mundial y, por supuesto, sin llegar a comprometer la existencia del mismo o a ponerlo realmente en peligro de desaparecer. Este hecho, cualitativamente diferente del inicio y desarrollo del sistema capitalista explica  la imposibilidad del  socialismo de construir una economía mundial superior a la economía capitalista, que llegara a competir realmente con ellas. Se trató, en la práctica, de Estados inmersos en el sistema económico mundial capitalista y profundamente influenciados por su sistema de estados. Nuevamente el ejemplo de Cuba parece apropiado para lo que venimos señalando. A pesar de estar en el CAME (Consejo de ayuda mutual económica )nunca pudo evitar los efectos del  bloqueo impuesto por EE:UU. Otro tanto ocurrió con Nicaragua sandinista.

 Por otra parte el CAME , en mi opinión, cometió un error fundamental en su principal directriz política , base material de todo el sistema. La  división internacional de la producción de bienes materiales, condenó a muchos países a permanecer en el atraso en lo que a producción industrial se refiere. Cuba sufre hoy parte de las consecuencias de ese pecado, mientras  Corea del Norte disfruta de una realidad completamente distinta en este aspecto.  Claro que quizás pudiera parecer adecuada si se tratara de una sola economía  mundial, lo cual no era realmente el caso. Sin embargo, en un mismo país , sus distintas regiones normalmente se oponen a ser solamente productoras de materia prima o de insumos agrícolas  para la agroindustria   Normalmente demandan y luchan por producir también productos elaborados, pués ello les trae nuevas y variadas fuentes de empleo , nuevos servicios institutos educacionales para suplir la demanda de formación derivada de la nueva realidad producida por la nueva producción  , síntesis , porque ello significa desarrollo. Si esto es  así en un mismo país, por supuesto que tiene que ser más imperativo  en una comunidad de países.

 La existencia de una mayor dificultad para construir el socialismo en países atrasados había ya sido avizorada por Lenin, tan temprano, como que en 1918 cuando señaló en ese mismo momento que en Europa sería mucho más difícil comenzar la revolución que en Rusia, pero en esta sería más difícil continuarla. Este es el problema histórico más difícil de  la Revolución Rusa, según Lenin, y aparentemente  no pudo ser superado.

 No es por lo tanto  el marxismo el que ha fracasado. Tampoco el leninismo lo ha hecho. Las leyes de la historia se aplican implacablemente, independientemente de lo justo o injusto que parezca. La nueva etapa que comenzamos a vivir está plagada de hechos novedosos que por sí sola la hacen interesante. La mayor universalización del capitalismo, la consolidación de tres ejes capitalistas mundiales, la proletarización del hasta ahora llamado tercer mundo, coloca las contradicciones entre el trabajo y el capital y entre las neocolonias y el imperio en una nueva situación . A esto hay que añadir las contradicciones en las sociedades hasta hace poco socialistas, algunas de ellas integradas  con sociedades capitalistas en un mismo país y las necesarias contradicciones, que ya han aparecido y que hay que esperar su completo desarrollo, entre los polos capitalistas, si  es que en Castellano  se puede hablar de tres polos, de concentración financiera. Ahora  más que nunca es cuando se hace necesaria la aplicación del marxismo y del leninismo para poder comprender objetivamente   la historia.

Autor: Luis Fuenmayor Toro.

Tomado del Periódico ULTIMAS NOTICIAS

CARACAS VENEZUELA

 POR LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA

 Considerando que la perspectiva del actual desarrollo de las luchas sociales y políticas de cualquier país y/o proyecto político, la integración de las luchas revolucionarias tanto a nivel  americano como a nivel mundial juegan un papel primordial en la construcción de una nueva sociedad y un nuevo sistema de relaciones económicas internacionales. Presentamos en este número el plan transnacional de movilización y protesta aprobado entre los días 15 y 17 de abril del presente ano, en la cumbre de los pueblos de América realizada en Santiago de Chile.

 Este encuentro , realizado  cuando simultáneamente se reunían todos los presidentes de América,  convocados por el Presidente Bill Clinton, contó con la presencia de 200 delegados de organizaciones no gubernamentales de América y su manifestación fundamental el rechazo y el llamamiento a luchar contra el “ nuevo “ orden económico impuesto por EE.UU., dentro del actual reparto del mundo y la fase de acumulación capitalista basada en las empresas y el capital transnacional.

 Plan transnacional de movilización y protestas: “ Los diversos foros que se constituyeron en la reunión de organizaciones no gubernamentales , se acordaron, entre otros los siguientes puntos:

 Lanzar campañas en cada país contra el acuerdo de libre comercio de las Américas y el acuerdo multilateral de inversiones.

Realizar el próximo  23 Octubre la primera  “ JORNADA CONTINENTAL CONTRA LA EXCLUSIÓN SOCIAL ” que significará la realización simultánea en todos los países de acciones tales como paros laborales, marchas, mítines, conferencias y actos culturales.

 La celebración del próximo primero de mayo como primera iniciativa de movilización que exija la “ participación democrática de la sociedad en las decisiones sobre los acuerdos comerciales internacionales y en particular sobre la existencia o no del ALCA” y el  “ cambio de modelo de integración desigual y excluyente por uno dirigido a satisfacer las necesidades sociales y a promover un desarrollo justo y sustentable.

 Realizar la segunda cumbre de los pueblos de América en el año 2000, en un país propuesto por la comisión de seguimiento. También en la parte conclusiva, los participantes resolvieron hacer presente y tomar en consideración una gama de diversos problemas continentales como:

El creciente desempleo, los niveles de informalidad laboral, precarización de las relaciones laborales, intensificación de los ritmos de trabajo y disminución salarial.

 Feminización e infantilización de la pobreza, acompañadas de sobreexplotación como el trabajo forzado, el trabajo infantil, y la discrimacion de la mujer. Degradación  continua del medio ambiente y de la calidad de vida de los pueblos.

 Aumento de la migración, de la xenofobia y el no reconocimiento de los derechos de los trabajadores emigrantes,

 Violación permanente y creciente de los derechos de los pueblos indígenas a la vida, a la tierra y a sus valores culturales.

 Concentración de la propiedad rural, el aumento de los conflictos por la propiedad de la tierra, los asesinatos de activistas campesinos y la impunidad de los criminales; y Violencia urbana, inseguridad, rural, y exclusión social.

 Enero 7 de 1999

Cuadernos de Reencuentro

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